Los billetes físicos, especialmente en papel algodón, tienen una vida útil limitada. Se desgastan con la fricción, la humedad, el calor, o simplemente el uso diario. Por eso, muchos países adoptaron billetes de polímero, un material más duradero, limpio y reciclable.
Este tipo de billetes puede costar más al producirse, pero duran años, lo que reduce el gasto a largo plazo. En países con climas extremos o alta circulación de efectivo, el desgaste es aún mayor.
La destrucción y reemplazo de billetes es parte del costo silencioso del sistema financiero.
Fuente: Bancos Centrales (Argentina, México, Canadá), Banco de Inglaterra